viernes, 23 de junio de 2017

Las cinco mejores App de Enfermería

Si eres enfermero o estudiante de enfermería, seguro que te han surgido dudas de las dosis de medicamento que administrar, de la técnica correcta que has de utilizar e incluso, te has encontrado con un paciente extranjero al que no podías explicarle aquello que padecía y lo que debía hacer para recuperarse. Con el fin de resolver todas estas dudas, de manera instantánea, existen aplicaciones que además pueden facilitar y mejorar tu aprendizaje:
enfermeria blogEnfermería Blog
Esta App, ofrece información tanto para los estudiantes como para los profesionales de enfermería (noticias, agenda, recursos, calculadoras, técnicas, datos históricos, guías profesionales, especialidades, etc.). La aplicación ‘Enfermería Blog’ permite además la interacción entre los usuarios.
calculadora de enfermeriaCalculadora de enfermería
Esta sencilla aplicación ayuda a calcular la cantidad de medicamentos, el goteo o fluido de terapia y la concentración de dextrosa que se administrará a los pacientes neonatales. Consigue los resultados que necesitas introduciendo los datos en la Calculadora de enfermería y presionando el botón “calcular”.
universalUniversal Nurse Speakers
La herramienta es un traductor sanitario que tiene como objetivo mejorar la comunicación entre enfermeros y pacientes que hablan una lengua distinta. Universal Nurse Speakers está dirigida tanto a profesionales de enfermería como a personas que necesitan de sus servicios y contiene cientos de frases y audios sanitarios desarrollados por personas nativas en ocho idiomas diferentes de traducción: inglés, español, francés, ruso, rumano, árabe, alemán y somalí.
guia terapiaGuía Terapia Intravenosa
Guía Terapia Intravenosa permite a los profesionales sanitarios llevar siempre encima los protocolos, la lista de medicamentos, los algoritmos y otros datos relevantes de la guía de buenas prácticas titulada ‘Valoración y selección de dispositivos de acceso vascular’.
Enfermeria Med - IVEnfermería Med-IV
Esta app es muy completa y aporta información sobre el uso y cantidades recomendados de los distintos medicamentos. Además, Enfermería Med-IV incluye una recopilación de distintas técnicas sustentadas en evidencias bibliográficas, consulta de bases de datos sobre medicina y recomendaciones varias.

Tipos de aislamiento

Dermatitis atópica

La dermatitis atópica del adulto



eczema atopique de l'adulte

La dermatitis atópica no es solo una dermatosis pediátrica. Si bien suele comenzar casi siempre durante la pequeña infancia, y a menudo antes de los dos años, no desaparece en todos los casos antes de la adolescencia y la edad adulta. Se estima que en torno al 10% de los pacientes sigue sufriendo manifestaciones de eccema durante la edad adulta. En algunos casos, este eccema sigue siendo un motivo de preocupación y puede plantear serios problemas[i],[ii].
La dermatitis atópica del adulto suele ser una dermatosis grave. Se trata de placas de eccema crónico, rojas, gruesas y liquenificadas, acompañadas en ocasiones de pápulas aisladas de prurigo. En este contexto de eccema crónico se producen brotes agudos, vesiculosos o exudativos. El prurito siempre es intenso e influye en el día a día del paciente, su estado de ánimo, sueño y actividades. Su ubicación es distinta a la de la dermatitis atópica infantil. Las manos, el rostro y, en especial, los párpados suelen ser los más perjudicados, así como los grandes pliegues, aunque, en ocasiones, otras zonas del cuerpo también pueden verse afectadas. Los brotes inflamatorios pueden llegar a afectar la totalidad de la piel. En tal caso se habla de eritrodermia. Estos ataques generalizados son graves y pueden complicarse con infecciones y trastornos metabólicos, requiriendo una hospitalización.

dermatitis atopica del adulto
Figura 1: la afección de los párpados es frecuente en la dermatitis atópica del adulto. Es una zona en la que hay que ser particularmente prudentes al utilizar los dermocorticoides. Se debe llevar un control oftalmológico. Las complicaciones son, sin embargo, muy raras.

dermatitis atopica del adulto
Figura 2: dermatitis atópica del rostro con una queilitis importante.

¿Seguro que es una dermatitis atópica?

Ante un caso de eccema en un adulto, cabe preguntarse si se trata de una dermatitis atópica, de otro tipo de eccema o incluso de una dermatosis parecida al eccema.
Si la enfermedad viene de la infancia, se acompaña de manifestaciones respiratorias atópicas, o incluso de alergias digestivas, y es un caso típico clínicamente, en forma de eccema crónico grueso, liquenificado y con, a veces, brotes exudativos, puede estarse seguro del diagnóstico.
Pero si su aparición es reciente y los signos clínicos no son los típicos, cabe la posibilidad de encontrarse ante otra dermatosis (eccema de contacto, sarna o linfoma, entre otros tipos). Puede realizarse una biopsia cutánea para confirmar el eccema así como controlar los niveles de IgE o efectuar pruebas de contacto para descartar el eccema alérgico de contacto, el cual trataremos más adelante.
  
dermatitis atopica del adulto
Figura 3: eccema crónico, liquenificado y agrietado en un anciano que ha interrumpido todos los tratamientos por motivos esencialmente psicológicos.
dermatitis atopica cronico tipico conliquenificaciones del adulto
Figura 4: eccema crónico típico con liquenificaciones cuarteadas y brote agudo exudativo, posiblemente sobreinfectado.

Irritantes

La piel atópica es especialmente sensible y ciertos estímulos aparentemente banales pueden desencadenar crisis de picazón y brotes de eccema. Tal es el caso de los irritantes, concretamente de determinados productos de higiene o cuidado como los jabones convencionales o desinfectantes. Se recomienda utilizar solo productos destinados a las pieles atópicas, secas y sensibles, y probar por sí mismo su buena tolerancia, empezando por utilizarlos en una zona limitada, por ejemplo. Existen ciertas variables individuales que no se pueden prever.
También debe prestarse atención a la ropa, los detergentes y los aditivos. Los jerséis de lana de cuello vuelto constituyen un clásico detonador del prurito. Es aconsejable utilizar un suavizante y aclarar siempre la ropa después de lavarla.

Alergias de contacto

Cuando la dermatitis atópica no responde bien al tratamiento, hay que pensar si puede tratase de un eccema alérgico de contacto sobreañadido.
Es un diagnóstico difícil, porque sobre un fondo de eccema crónico, el eccema de contacto puede pasar desapercibido. Sin embargo, puede resultar un diagnóstico muy práctico ya que, si se elimina la causa de la alergiade contacto, podrá mejorarse el eccema.
Las principales causas del eccema alérgico de contacto son: 
  • El níquel contenido en los metales de las joyas de fantasía, las patas de las gafas y los teléfonos móviles, principalmente;
  • Los conservantes de las toallitas, de los cosméticos y de los productos de higiene (en especial, las isotiazolinonas);
  • En raras ocasiones, otros componentes de los cosméticos como los perfumes o algunos filtros solares;
  • Los aceites esenciales de algunos cosméticos conocidos como “bio”, que no ofrecen en absoluto una garantía de hipoalergenicidad;
  • En raras ocasiones, ciertas prendas de vestir;
  • Los zapatos (cromo del cuero, colas).
  • Los propios dermocorticoides pueden llegar a ser alergizantes, una alergia que resulta particularmente engañosa.
Cuando existen sospechas de una alergia de contacto, se aconseja practicar las pruebas del parche o epicutáneas. Una prueba del parche positiva identifica con seguridad al responsable del eccema alérgico de contacto. Pero un simple interrogatorio y una medida de evicción, seguida, en su caso, de una reintroducción, también pueden dar muy buenos resultados. 

Lorsqu’une allergie de contact est suspectée, il est conseillé de pratiquer des patch-tests, ou épidermotests. Un patch-test positif identifie à coup sûr le responsable d’un eczéma allergique de contact. Mais le simple interrogatoire, et une mesure d’éviction, éventuellement suivie de réintroduction, sont également très rentables.  

Infecciones

La dermatitis atópica mantiene una relación especial con los microbios que colonizan la piel, normalmente conocidos como la microbiota. El eccema exudativo provoca una alteración del equilibrio normal entre las bacterias inofensivas (comensales) y las bacterias patógenas.
Los estafilococos dorados causan infecciones e intervienen también en los brotes inflamatorios, aunque clínicamente no haya sobreinfección. Por este motivo, suele administrarse una terapia antiinfecciosa.
La infección por el virus herpes suele ser particularmente grave en las personas con atopia: adquiere un aspecto pustuloso y puede dejar cicatrices variceliformes o incluso varioliformes. 

Un caso particular: la dermatitis de “cabeza y cuello”.dermatitis atopica cronico tipico del adulto

En los adultos con atopia, se ha individualizado una variante particular de eccema que se instala de forma exclusiva o predominante en la cara y el cuello. Los anglosajones la denominan “head and neck dermatitis”.
En presencia de una dermatitis atópica de “cabeza y cuello”, conviene buscar una fotosensibilización, lo que es raro en la dermatitis atópica (puesto que, al contrario, el sol suele ser beneficioso) pero se da a veces: sin embargo, hay que descartar primero el caso de una fotosensibilización provocada por ciertos medicamentos (antihistamínicos).
Sea como fuere, conviene también buscar una infección por levaduras del tipo Malassezia y, en ciertos casos, aplicar un tratamiento antifúngico.
Figura 5: aspecto típico del eccema crónico.

¿El tratamiento se sigue correctamente?

Sabemos que el tratamiento estándar de la dermatitis atópica consiste en:
  • unas medidas de higiene suave
  • un tratamiento emoliente diario, el cual reviste una gran importancia (crema hidratante de composición conocida, con una eficacia probada y agradable de usar)
  • un tratamiento antiinflamatorio tópico (dermocorticoides y, de vez en cuando, tacrolimus) durante los brotes y, ocasionalmente, con carácter preventivo frente a los brotes.
Este tratamiento local no es fácil de entender ni de aplicar y su prescripción debe ir acompañada de medidas de información-educación, explicadas de forma oral y por escrito.
Este tratamiento “estándar” es muy eficaz, siempre que haya sido bien acogido, se haya entendido correctamente y se haya llevado a cabo como es debido.
Así que, al hablar de dermatitis atópica resistente al tratamiento, antes de considerar cambiar de indicación y pasar a la medicación “fuerte”, hay que asegurarse de que el tratamiento se sigue de un modo apropiado.
Los obstáculos son numerosos, siendo el más importante de ellos la mala comprensión del interés de los dermocorticoides. Por lo tanto, hay que asegurarse de que el paciente aplica las cantidades necesarias como es debido (como podría ser el caso, en un adulto durante un período de brote, hasta 100 g al mes de un poderoso dermocorticoide) y que a continuación disminuye progresivamente las dosis para mantener los buenos resultados con un bajo consumo de dermocorticoide. Resulta difícil ser más precisos porque todo depende de cada paciente, de la superficie afectada y de su estado clínico; lo principal es obtener un buen resultado clínico y un bajo consumo de antiinflamatorios. El abundante uso de un emoliente eficaz a diario, bien tolerado y agradable de usar es un valioso complemento para conseguir este resultado.
Las demostraciones prácticas o incluso las sesiones de educación terapéutica en el marco de los Talleres de la atopia resultan particularmente útiles. Del mismo modo, una breve hospitalización, o incluso una hospitalización de un día, pueden transformar completamente la evolución de la dermatitis atópica. Así, los pacientes pueden aprender bien las técnicas de cuidado cuando se indica la aplicación de tratamientos bajo oclusión (películas de plástico) en las lesiones importantes, por ejemplo.

¿La situación es lo bastante grave como para justificar un tratamiento general?

A pesar de todo, sigue habiendo casos y situaciones en los que este tratamiento no es suficiente, donde el SCORAD se mantiene elevado, donde el eccema afecta gravemente al estado de ánimo y las actividades diarias del paciente y donde resulta necesario hacer algo más[i].

Fototerapias

En estos casos suele proponerse una fototerapia[i] . El principio de las fototerapias es exponer a los pacientes a rayos ultravioletas, los cuales ejercen un efecto antiinflamatorio sobre la piel, además de su famosa acción pigmentógena. En el caso de la dermatitis atópica, a menudo se utilizan los UVB o la asociación de UVA + UVB, en vez de la clásica PUVAterapia. Con una primera serie de unas veinte sesiones en 6 a 8 semanas ya se obtienen buenos resultados y se puede continuar entonces espaciando las sesiones. Estas fototerapias practicadas por dermatólogos especializados son muy distintas de las “cabinas de bronceado”, cuyo uso está desaconsejado. 

Fármacos generales

Los corticoides por vía oral, los inmunosupresores, son muy eficaces en la dermatitis atópica. Pero se trata de unos medicamentos que, cuando se utilizan durante un largo período, exponen al paciente a efectos secundarios que pueden resultar más graves que la propia enfermedad en sí.
Según la opinión general, los corticoides orales están realmente contraindicados en la dermatitis atópica, ya que los efectos secundarios y la corticodependencia son inevitables. Además, actualmente se pueden obtener unos resultados inmediatos igual de buenos con una corticoterapia local fuerte. 
La ciclosporina puede indicarse en casos raros de dermatitis atópica especialmente grave. La dosis habitual gira en torno a los 2 a 3 mg/kg/d [i]. Conviene controlar atentamente la tensión arterial y la función renal, y comprobar que las constantes biológicas se mantienen normales. El tratamiento solo se recetará durante unos meses y, desde el principio, habrá que prepararse para afrontar la “post-ciclosporina” retomando el tratamiento estándar con asiduidad. La ciclosporina permite por tanto “dar un salto adelante” pero, desgraciadamente, no cura definitivamente la DA, un objetivo por ahora fuera del alcance.
Algunos prescriptores y pacientes prefieren el metotrexato[ii] a la ciclosporina. La dosis habitual gira en torno a los 15 mg por semana, por vía oral o parenteral. En este caso, debe supervisarse fundamentalmente el hígado. Aquí también pueden preverse unos meses de tratamiento para superar un brote intenso, antes de retomar el tratamiento estándar.
También puede recurrirse a otros inmunosupresores como la azatioprina. Sin embargo, la experiencia con este fármaco es más limitada.    

A la vanguardia de la investigación

Como hemos visto, el tratamiento de la dermatitis atópica, especialmente de las formas graves en los adultos, no resulta satisfactorio.
De ahí que las investigaciones continúen y sea de esperar que en un futuro próximo dispongamos de nuevos tratamientos que resulten más eficaces y sean seguros de usar.
Recientemente se ha demostrado que un anticuerpo monoclonal dirigido contra las interleuquinas 4 y 13, importantes mediadores de la inflamación atópica, era capaz de mejorar la dermatitis atópica [i], así como ciertos tipos de asma. Pero, al parecer, no se trata de un tratamiento “milagro” sino, probablemente, de una nueva manera de superar una fase difícil.  

Causas de la ciática


viernes, 16 de junio de 2017

Cuidados ante el calor

calor

Las temperaturas más altas van desde la tercera semana de marzo hasta la primera de octubre, pero los meses más intensos son los de junio, julio y agosto, cuando debemos tener especial precaución con el calor. La recomendación fundamental esno exponerse a los rayos de sol de forma directa y prolongada, y emplear una protección de factor alto.

Para evitar una mayor sensación de calor es mejor vestir con prendas de tonos claros y utilizar gorras, sombreros, paraguas o sombrillas. Otra medida imprescindible es beber líquidos para evitar una deshidratación, y no hacer ejercicio físico al aire libre entre las 11 y las 16. La mejor opción es mantenerse en lugares frescos, dentro de locales climatizados, en espacios abiertos techados o con toldo o simplemente a la sombra de un árbol.

Durante esta temporada también se produce un aumento de las enfermedades gastrointestinales, principalmente por ingerir alimentos descompuestos o que han permanecido a la intemperie durante mucho tiempo. Los síntomas pueden ir desde fatiga y malestar general hasta náuseas, vómitos, fiebres y diarreas agudas. Para prevenirlas es importante lavarse las manos con agua y jabón antes de comer y después de ir al baño, así como lavar bien todas las frutas y verduras, y desinfectar los recipientes. Es fundamental consumir los alimentos muy cocidos o fritos, y prepararlos con agua hervida, embotellada o desinfectada. Si notara alguno de esos síntomas debe acudir inmediatamente al médico, pero nunca hay que automedicarse.

mariposa kids YA SABES, ¡CON EL CALOR NO SE JUEGA!

jueves, 8 de junio de 2017

Protección solar ¿Qué debo saber?

Llega el buen tiempo y aquí van las preguntas más habituales que me hacéis:
1. ¿Puedo ir a la playa con el bebé?
Habitualmente no recomiendo ir a la playa a los bebés menores de 6 meses, salvo a última hora del día a dar un paseo antes de la cena.
Los niños pequeños, especialmente los lactantes, son muy sensibles a la radiación solar. Se queman con facilidad y corren riesgo de deshidratarse.
Además, no olvides que uno de los principales motivos por los que vamos a la playa es para disfrutar y pasarlo bien; dudo mucho que un bebé de 3-4 meses disfrute al sol y rodeado de la tan incómoda arena… ¿No crees?
2. ¿Qué crema de protección solar le pongo?
Existen dos tipos de protectores soleres:
  • Filtros físicos/minerales
  • Filtros químicos/orgánico.
Los filtros físicos son los recomendados durante los primeros 6 meses. Reflejan la radiación en la piel (sobre la crema) sin penetrar en ella. Y son activos desde el mismo momento en que los aplicas.
Tienen el inconveniente de que al ser una pantalla física sin química ninguna, la cosmética de los productos no es tan buena por lo que os daréis cuenta que es como una pasta espesa, en ocasiones, difícil de extender en la piel. No son tan resistentes al agua y debes repetir la aplicación más frecuentemente que con los químicos. Aún con todo, son los adecuados si tu hijo tiene menos de 6 meses.
Los filtros químicos han de tener una protección igual o mayor a 30 y ser infantiles. Actúan 20 minutos después de su aplicación, por lo que no esperes a llegar a la playa para ponérselo. Además, si se lo pones en la playa, entre el ímpetu que le ponemos las madres en untarles de crema y las ganas que tienen ellos de salir corriendo, el estado de “croqueta” está asegurado. ¡Un desastre!
Procura elegir el protector “resistente al agua”, aún así cada 2-3 horas conviene volver a echar.
¿Con la crema es suficiente?
Pues depende de la edad.
En los lactantes, incluso hasta los 2-3 años, siempre recomiendo cubrir su cabeza con un gorrito y a ser posible con ropa fresca, de algodón y clara. Los rayos UV atraviesan la ropa por lo que la crema protectora siempre es necesaria. Utiliza colores claros, ropa de algodón holgada y huye de las prendas oscuras y ceñidas.
En los más mayores preocúpate de echarles crema cada 2-3 horas y de no perderles de vista.
Fundamental: Ofréceles agua con frecuencia aunque no te la pidan. Mantener una buena hidratación es importante. Y si te llevas un buen recipiente con trocitos de sandía fresca, mejor que mejor. Matamos dos pájaros de un tiro: les hidratamos y además se beneficiarán de las vitaminas de la fruta fresca.
¿Cuál es la mejor hora para ir a la playa?
Evita las horas de máximo calor: 12-17h. Los niños, como los jubilados que a primera hora ya están en la playa más contentos que unas castañuelas y a las 12.30 suben al apartamento a preparar la comida.
Mi hora preferida es la tarde: después de comer y de la sobremesa (o de la siesta si ha habido suerte!). El sol está cayendo, no hace calor, los niños juegan y corren libremente, nosotros los mayores podemos estar tranquilamente vigilándoles sin morir achicharrados de calor y al llegar a casa… ducha, cena y a dormir como angelitos. Ya os habréis dado cuanta que no hay mejor sedante que ir a la playa. ¡Caen rendidos!
Así que disfruta del verano, ve a la playa, toma las medidas oportunas y juega con ellos,…juega mucho.
Disfruta, salta las olas con tus hijos, báñate con ellos… que pronto crecerán, tendrán sus amigos y preferirán hacer de todo menos bajar a la playa con su madre y el “taper” de sandía.

miércoles, 7 de junio de 2017

La prueba del mantoux

Para saber si una persona se ha contagiado de la tuberculosis pero la enfermedad se encuentra latente, es decir, no existen síntomas, se realiza una prueba llamada de Mantoux o bien de la tuberculina.


LO QUE DEBES SABER…
     
  • Dar positivo en esta prueba implica que ha habido infección pero no que se haya desarrollado la tuberculosis.
  • La gran mayoría de personas con un Mantoux positivo no tienen capacidad de contagiar a otros.
  • Incluso tras un tratamiento correcto tras tener una prueba de la tuberculina positiva existe una posibilidad mínima de desarrolla una tuberculosis activa.

La prueba del Mantoux o de la tuberculina o PPD consiste en demostrar la hipersensibilidad del organismo frente a las proteínas del bacilo tuberculoso, una capacidad de reacción del sistema inmunológico que se adquiere una vez el organismo ha sido infectado por el M.tuberculosis. Es esencial remarcar que dar positivo en esta prueba implica que ha habido infección pero no que se haya desarrollado la enfermedad.

¿QUIÉN DEBE REALIZÁRSELA?
 
Esta prueba de detección de infección por parte del M. tuberculosis no se debe realizar a la población general, sino solamente a personas que tengan una elevada probabilidad de haberse contagiado de la tuberculosis y que puedan beneficiarse del tratamiento a pesar de que no presenten signos de la enfermedad. Estas personas son:
     
  • Personas en contacto con pacientes con tuberculosis manifiesta.
  • Pacientes infectados por el VIH.
  • Personas con imágenes radiológicas pulmonares de lesiones de tuberculosis antiguas curadas que no fueron tratados adecuadamente.
  • Pacientes con factores de riesgo como diabetes, bajo peso, silicosis, gastrectomía, insuficiencia renal crónica, malabsorción crónica, neoplasias de cabeza y cuello, neoplasias hematológicas, tratamiento con corticoides o tratamiento con inmunosupresores.
  • Trabajadores o residentes de hospitales, prisiones, asilos o centros de deshabituación de toxicómanos.
  • Personas que provengan de países con una elevada incidencia de la enfermedad.

¿En qué consiste?

La prueba del Mantoux consiste en introducir mediante una jeringuilla a nivel intradérmico una mínima cantidad de líquido (0,1 ml) que contiene un derivado purificado del antígeno del bacilo de la tuberculosis. Al introducir el líquido se produce una elevación de la piel, un habón, de menos de un centímetro de diámetro. Es importante que la persona no se rasque, se frote ni manipule esta zona, ni tampoco conviene cubrirlo.

Al cabo de 48 o 72 horas lo que se hace es medir el diámetro de la zona de piel inflamada en el punto de la inyección. Solamente se debe medir el diámetro de la zona indurada, no la rojez (eritema) que se produce alrededor de la misma. En función de los milímetros de dicha induración se considerará que la prueba es positiva o negativa. El punto de corte para considerar la prueba del Mantoux positiva o negativa variará en función de la situación de cada paciente. Así pues, una lectura de 5 mm de diámetro o más será positiva en:
     
  • Pacientes con VIH
  • Personas en contacto cercano con pacientes con tuberculosis activa
  • Personas con imágenes radiológicas de tuberculosis antigua curada
Una lectura de 10 mm de diámetro o más será positiva en:
     
  • Personas con factores de riesgo diferentes del VIH
  • Antecedentes de consumo de drogas o consumo activo de drogas por vena
  • Personas que vivan en residencias, hospitales, prisiones o centros de desintoxicación
  • Personal sanitario
  • Menores de 5 años
Una lectura de 15 mm de diámetro o más será positiva en toda persona que no cumpla ninguno de los criterios anteriores.
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